La Fiesta de la Fogata

El sol se estaba poniendo, proyectando un cálido resplandor dorado sobre el prado lleno de flores silvestres. Mia había esperado con ansias este viaje de campamento durante semanas—lejos del bullicio de la ciudad, con nada más que el canto de los pájaros y el crepitar de un fuego abierto para hacerle compañía. Había empacado todo: la tienda, los sacos de dormir y, por supuesto, su confiable sartén de hierro fundido.
Mientras el fuego comenzaba a crepitar, Mia preparó el círculo para la fogata y colocó la leña cuidadosamente, asegurándose de que se quemara de manera uniforme. Sus amigos, Emma y Jake, recogían leña y disponían los ingredientes para la cena. Era hora de cocinar bajo las estrellas.
"Estoy pensando en un guiso contundente esta noche", dijo Mia, sacando un Dutch oven de hierro fundido de su mochila. "Algo rico y sabroso."
Jake, siempre el maestro de la parrilla, levantó una ceja. "Sabes que me encanta la carne cocinada al fuego, ¿verdad?"
Mia sonrió. "No hay problema, también tengo eso cubierto. Esta noche vamos a un banquete total."
Cuando el fuego comenzó a asentarse en brasas incandescentes, Mia colocó su Dutch oven sobre el calor. El olor a ajo, cebollas y hierbas frescas llenó el aire mientras salteaba las verduras en aceite, el hierro fundido chisporroteando maravillosamente. Añadió trozos de pollo tierno, zanahorias y papas, dejando que los sabores se mezclaran y profundizaran.
Emma, ansiosa por ayudar, lanzó unas ramitas de romero en la olla, mientras Jake preparaba la parrilla para una costillar. Mia se volvió hacia él, levantando una ceja. "Entonces, ¿cómo te gustan las costillas—ahumadas o carbonizadas?"
"Ahumado y perfecto, por favor", respondió Jake con un guiño, encendiendo la parrilla.
Mia volvió a su guiso, añadiendo un chorrito de vino y una pizca de sal. Colocó la tapa en el Dutch oven, dejándolo cocer a fuego lento mientras el fuego parpadeaba. El calor del fuego y el rico aroma del guiso la hacían sentir en casa, incluso en medio de la naturaleza.
A medida que avanzaba la noche, las estrellas arriba parecían brillar más con cada risa e historia compartida alrededor del fuego. Las costillas de Jake chisporroteaban, Emma pasaba pan de maíz recién horneado, y el guiso seguía burbujeando suavemente en el hierro fundido.

Todos se reunieron alrededor del fuego, con los platos llenos de comida. El guiso estaba perfecto, rico y reconfortante, las costillas ahumadas añadían un contraste audaz. Comieron, rieron y disfrutaron de la magia de la noche.
"Creo que esta es mi nueva forma favorita de cocinar", dijo Emma, con el rostro iluminado por la luz del fuego. "El hierro fundido es perfecto para comidas al aire libre."
Mia sonrió, saboreando el momento. "Hay algo especial en cocinar sobre un fuego abierto. Se siente... real."
Y mientras el fuego crepitaba, todos estuvieron de acuerdo: esta aventura de cocina al aire libre, alimentada por la calidez de buena comida y excelente compañía, era una que nunca olvidarían.
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